Aquí comentaré como es el caso de mi hijo.
Él nació a finales de 2018, desde los dos añitos tiene el diagnóstico de autismo nivel 3, el más alto y grave, no habla y necesita ayuda permanente, es dependiente. Además es hiperactivo.
Sí que, desde que hicimos estos cambios en 2023, de alimentación y quitarle los dispositivos electrónicos como sistema de recompensa (se usaban porque era el reforzador más efectivo, es decir el más fácil de usar, trabajar con él es difícil, al quitarlo, hubo que pasar un proceso como de desintoxicación de un yonki, duro, pero se pasa) en lo que es el trabajo cognitivo, empezamos a ver que estaba más conectado, nos miraba y empezaba a entender instrucciones sencillas. Los vecinos y la gente externa conocida, nos decía "¡Qué cambio, ¿qué habéis hecho?!".
Luego ha empezado como a balbucear, y de vez en cuando dice alguna palabra. Tiempo al tiempo. Aún tenemos que trabajar el control de esfínteres asimismo.
Es muy cariñoso y alegre. Le encanta la gente y otros niños. Aunque todavía no puede relacionarse de manera típica.
Creemos que su trastorno tiene algo de tipo hereditario, porque tenemos un familiar más mayor que tiene TDAH diagnosticado (funcional, independiente y habla desde chiquitito).
Además el parto fue terrible y violento, salió sin respirar, le sacaron con ventosa, yo estuve muy mal también físicamente y creemos que lo agravó.
Ningún sanitario nos habló, el niño tiene una plagiocefalia occipital vista años después, nosotros lo comentamos en las consultas cuando era bebé y nos dijeron ponerle una almohadita que tiene un circulito y que no había ningún problema, malas praxis continuamente. Si habéis tenido partos traumáticos o dudas respecto a su morfología, llevar a vuestros bebés a un osteópata pediátrico, puede corregir la plagiocefalia en las etapas tempranas.
La verdad que nuestra historia es demasiado rockambolesca por calificarlo positivamente, muy mal llevada desde el sistema, aunque ahora me siento agradecida porque todo esto ha provocado un despertar a nivel espiritual y si no, no hubiera sucedido, seguiríamos igual, viviendo inconscientes y autómatas, y al final somos seres espirituales y estamos aquí viviendo una existencia para evolucionar junto a toda la gente alrededor conectada.
Mi hijo es un maestro, entonces también decidimos no vivir esta situación desde el victimismo, ni la comparación, ni compadecimientos. Somos todos iguales. Decidimos aprender de ella y agradecer todo lo que está aportando a nivel aprendizaje de vida, y en este sentido ayudar a más personas.
Esto no quiere decir que nos resignemos y no le vayamos a ayudar a avanzar, para nada, sino lo contrario, pero dentro de una perspectiva de paz y de sentimiento de agradecimiento y que todo es por algo, y que iremos viendo a medida que vayamos viviendo.
No queremos que sea nuestro ego el que gobierne esta experiencia. Y que solo por nuestra propia comodidad queramos que la situación cambie.
Hemos tenido que cambiar nuestra forma de vida, reconstruirnos, pero ya no la misma versión de nosotros, sino otra distinta.
Y desde el esfuerzo y disciplina diarios, porque es un proceso lento y largo avanzamos. Contando con que las mejoras y milagros suceden.
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